Fuente mas de arte.com
Vivimos tiempos de cambios profundos en todas las dimensiones de nuestra vida en sociedad. Cada vez con más frecuencia nos encontramos ante situaciones caleidoscópicas, inmersos en prácticas que se configuran y reconfiguran a cada instante. Nos enfrentamos también a una configuración social deslocalizada, que apenas tiene antecedentes en la historia, caracterizada por la contingencia.
Sin embargo, los imaginarios sobre los que descansa la educación actual siguen siendo aquellos que guiaron las prácticas educativas de la primera industrialización. Una educación pensada para la transmisión de informaciones y valores que apenas son capaces de responder mínimamente a las necesidades y retos en los que debemos vivir hoy.
Por eso no encontramos ante el desafío de pensar en proyectos educativos útiles para ser desarrollados en estos nuevo contextos sociales y culturales. Es preciso que nos pongamos a la tarea de imaginar una educación para lo desordenado, no para lo ordenado; una educación para unas prácticas sociales donde han quedado completamente difusos los límites entre lo interior, anímico, privado y lo exterior, sensible y público.
Para ello, debemos desterrar de nuestro imaginario la idea de que el hecho educativo es una especie de partida que se juega a dos: docentes (adultos), por un lado, y estudiantes de diferentes edades (jóvenes), con el saber como objeto de transferencia y no como algo a ser construido.
Debemos de renunciar, además, a la creencia de que esta partida se juega sólo en el terreno de la escuela formal. Como dice el comisario de la muestra que arropa estas Jornadas, Carles Guerra, la reproducción de saberes ya no queda en manos de unos pocos agentes socialmente autorizados para ejercer la educación; igual que la producción industrial ha saltado los muros de las viejas fábricas, la generación y reproducción de conocimiento ha desbordado los límites tradicionales de la escuela y acontece hoy por todas partes.
Las escuelas, ya no pueden seguir siendo considerados lugares de transmisión de grandes y viejos valores estéticos y en su lugar deben aspirar a convertir las artes en una oportunidad para la construcción de nuevos conocimientos. Su labor mediadora sólo puede tener sentido en la medida en que dé respuesta a los nuevos retos culturales que nos presentan las nuevas sociedades.
En sociedades como las actuales, caracterizadas por la gran fluidez en la transferencia de la información, por el progresivo desvanecimiento del valor áureo de la obra de arte y por la omnipresencia de todo tipo de registros visuales y estéticos en todos los ámbitos vitales, es preciso repensar la función de las artes y, sobre todo la función de los centros de arte, que ya no pueden ni deben seguir viviendo de espaldas a estas realidades, anclados a los usos y valores propios de la aristocracia cultural para los que en su día fueron creados.
Las artes como oportunidad para aprender y configurar saber colectivamente, y los centros de arte, especialmente los de arte contemporáneo, como lugares favorecedores del encuentro cultural son los ejes sobre los que se articulan las reflexiones de estas jornadas. La idea de la pedagogía como acción colectiva no es necesariamente una novedad, pero si puede serlo dar la relevancia que hoy tiene al hecho constatado de que las situaciones educativas más significativas para quienes habitamos estos entornos culturales se producen fuera del medio escolar o académico, en general. El propósito de la celebración de estas jornadas es doble. Por un parte pretendemos iniciar una reflexión y un diálogo sobre las circunstancias en las que las artes se enredan con la educación fuera de los ámbitos meramente disciplinares o académicos. Por otra sometemos a análisis los fundamentos teóricos y las prácticas que han tenido lugar en el seno de este proyecto titulado "Esto no es una exposición".
Se pretende, con ello, iniciar en nuestro entorno un debate que vaya más allá del hecho puntual y concreto de esta muestra y se convierta en una reflexión útil para esbozar algunas de las líneas sobre las que puede discurrir el futuro de la acción cultural, museística y curatorial.
PROGRAMA
Viernes, 16 de mayo
18:00 horas
Presentación de las Jornadas a cargo de los organizadores.
18:15 horas
Si la verdad está ahí fuera, ¿para qué sirve la escuela?
Fernando Hernández, Catedrático de la Universidad de Barcelona
Vivimos tiempos de cambios profundos en todas las dimensiones de nuestra vida en sociedad. Cada vez con más frecuencia nos encontramos ante situaciones caleidoscópicas, inmersos en prácticas que se configuran y reconfiguran a cada instante. Nos enfrentamos también a una configuración social deslocalizada, que apenas tiene antecedentes en la historia, caracterizada por la contingencia.
Sin embargo, los imaginarios sobre los que descansa la educación actual siguen siendo aquellos que guiaron las prácticas educativas de la primera industrialización. Una educación pensada para la transmisión de informaciones y valores que apenas son capaces de responder mínimamente a las necesidades y retos en los que debemos vivir hoy.
Por eso no encontramos ante el desafío de pensar en proyectos educativos útiles para ser desarrollados en estos nuevo contextos sociales y culturales. Es preciso que nos pongamos a la tarea de imaginar una educación para lo desordenado, no para lo ordenado; una educación para unas prácticas sociales donde han quedado completamente difusos los límites entre lo interior, anímico, privado y lo exterior, sensible y público.
Para ello, debemos desterrar de nuestro imaginario la idea de que el hecho educativo es una especie de partida que se juega a dos: docentes (adultos), por un lado, y estudiantes de diferentes edades (jóvenes), con el saber como objeto de transferencia y no como algo a ser construido.
Debemos de renunciar, además, a la creencia de que esta partida se juega sólo en el terreno de la escuela formal. Como dice el comisario de la muestra que arropa estas Jornadas, Carles Guerra, la reproducción de saberes ya no queda en manos de unos pocos agentes socialmente autorizados para ejercer la educación; igual que la producción industrial ha saltado los muros de las viejas fábricas, la generación y reproducción de conocimiento ha desbordado los límites tradicionales de la escuela y acontece hoy por todas partes.
Las escuelas, ya no pueden seguir siendo considerados lugares de transmisión de grandes y viejos valores estéticos y en su lugar deben aspirar a convertir las artes en una oportunidad para la construcción de nuevos conocimientos. Su labor mediadora sólo puede tener sentido en la medida en que dé respuesta a los nuevos retos culturales que nos presentan las nuevas sociedades.
En sociedades como las actuales, caracterizadas por la gran fluidez en la transferencia de la información, por el progresivo desvanecimiento del valor áureo de la obra de arte y por la omnipresencia de todo tipo de registros visuales y estéticos en todos los ámbitos vitales, es preciso repensar la función de las artes y, sobre todo la función de los centros de arte, que ya no pueden ni deben seguir viviendo de espaldas a estas realidades, anclados a los usos y valores propios de la aristocracia cultural para los que en su día fueron creados.
Las artes como oportunidad para aprender y configurar saber colectivamente, y los centros de arte, especialmente los de arte contemporáneo, como lugares favorecedores del encuentro cultural son los ejes sobre los que se articulan las reflexiones de estas jornadas. La idea de la pedagogía como acción colectiva no es necesariamente una novedad, pero si puede serlo dar la relevancia que hoy tiene al hecho constatado de que las situaciones educativas más significativas para quienes habitamos estos entornos culturales se producen fuera del medio escolar o académico, en general. El propósito de la celebración de estas jornadas es doble. Por un parte pretendemos iniciar una reflexión y un diálogo sobre las circunstancias en las que las artes se enredan con la educación fuera de los ámbitos meramente disciplinares o académicos. Por otra sometemos a análisis los fundamentos teóricos y las prácticas que han tenido lugar en el seno de este proyecto titulado "Esto no es una exposición".
Se pretende, con ello, iniciar en nuestro entorno un debate que vaya más allá del hecho puntual y concreto de esta muestra y se convierta en una reflexión útil para esbozar algunas de las líneas sobre las que puede discurrir el futuro de la acción cultural, museística y curatorial.
PROGRAMA
Viernes, 16 de mayo
18:00 horas
Presentación de las Jornadas a cargo de los organizadores.
18:15 horas
Si la verdad está ahí fuera, ¿para qué sirve la escuela?
Fernando Hernández, Catedrático de la Universidad de Barcelona
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